Juan Barek tenía 15 años cuando llegó a Miami a vivir en 1976 desde su natal Guayaquil. Y aunque la experiencia de la inmigración es un reto para cualquiera, pronto encontró la forma de hacer de la “ciudad del Sol” su casa. ¿Cómo lo hizo? Participando activamente en la comunidad desde su oficio de pastor evangélico. Hoy, colabora de cerca con el alcalde de Miami, Francis Suárez, es capellán del Departamento de Policía de la ciudad y ejerce la presidencia tanto del Club Republicano de Hialeah y Miami Lakes como de la Asociación de Ministros y Obreros Evangélicos.
¿Cómo ha sido la respuesta de la comunidad de Miami a su labor pastoral?
Hay una gran disposición a escuchar la palabra de Dios. Y, sin proponérmelo, asimilé la cultura de la ciudad: muchos nacieron en Cuba, pero Cuba nació en mí. Mi esposa es cubana, mis amigos son cubanos y no dejo de ser ecuatoriano, naturalmente. Además, existe una relación óptima entre la Iglesia Evangélica y el gobierno de Miami y las agencias más importantes de la ciudad como la policía, la fiscalía y la defensoría. Apoyan lo que hacemos y nos facilitan los medios para realizar nuestro trabajo comunitario. Como dijo Cristo, por sus frutos los conoceréis. Los frutos de nuestro trabajo hablan por nosotros.
Cuénteme de esa labor con la comunidad.
Hace unos años empezamos a organizar los eventos de ‘Segunda oportunidad’ que consisten en ayudar a los ciudadanos a borrar sus antecedentes criminales, cuando esto es posible. Con esta iniciativa hemos ayudado a más de 3,000 personas.
¿Pueden borrarse todo tipo de delitos, pastor?
Lamentablemente hay delitos que no se pueden borrar como el tráfico de drogas, la violencia doméstica, la pedofilia, el lavado de dinero o los asesinatos. Pero otros, como peleas callejeras, posesión de drogas o ‘shoplifting’ sí pueden desaparecer del récord criminal. Y esto es una gran ayuda para que la gente cambie su vida y mejore su situación laboral. Afortunadamente hemos recibido la ayuda y el apoyo de la fiscalía, el defensor público, la policía de Miami y la alcaldía. Este servicio es completamente gratuito y nosotros, como Iglesia, no cobramos un centavo por ello. Es parte de nuestra labor pastoral.
Me parece muy consecuente lo que me cuenta porque este “borrón y cuenta nueva” es una forma del perdón del que hablaba Cristo.
Así es. El otro evento que realizamos es la recogida de armas de fuego (Gun Buy Back), que es un llamado de recompra para aquellas personas que quieren deshacerse del arma que tienen en casa. Este evento lo hacemos solo con la policía de Miami y hasta ahora hemos recogido más de 5,000 armas, desde revólveres, pequeñas pistolas y ametralladoras hasta AK-47, entre otras. Sin embargo, permítame aclarar que no estoy en contra de la segunda enmienda. De hecho, tengo un arma en mi casa para defenderme aún siendo pastor. No me da pena decirlo.
Discúlpeme, pastor, pero ¿eso no va en contra delmandamiento “no matarás”?
Una cosa es no matar y otra no defenderte. De hecho, la Biblia relata que David mató a Goliat para proteger al pueblo de Israel. El diluvio también es una historia bíblica. Es decir, yo no puedo matar, pero sí me puedo defender. La tenencia de armas es parte de mis convicciones. Claro, si se derogara la segunda enmienda y se aprobara por mayoría, habría que respetarlo, aunque es imposible cambiar la Constitución de Estados Unidos. Sin embargo, una cosa es la defensa, que se puede ejercer de muchas maneras, y otra es la tenencia de herramientas hechas con el fin de matar.
¿Por qué dice que no se puede cambiar?
Porque la tenencia de armas ha sido parte de la vivencia política de esta nación.
Sí, pero nuestra historia como nación está llena de errores que hemos corregido en su momento, como la esclavitud o negar a las mujeres el derecho al voto. Si esas cosas cambiaron, ¿por qué no puede pasar lo mismo con las armas?
Sin intentar entrar en debate, yo le diría que un arma es una herramienta para la caza y la autodefensa.
La caza también implica matar, pastor Barek.
Es cierto que usted puede usar un arma contra seres humanos, lamentablemente. Las armas las usa el Ejército contra sus enemigos o como una forma efectiva para defenderse, así que son dispositivos utilizables en un sinnúmero de magnitudes y bajo diferentes circunstancias. El uso de armas de fuego sigue siendo un tema candente en la sociedad americana.
¿Cómo concilia como pastor pertenecer al Partido Republicano, que aglutina solo a una parte de la población, con el mensaje cristiano de concordia y solidaridad hacia todos los seres humanos?
Porque yo hago un balance del efecto positivo que produce incursionar en estas áreas mucho más allá de la iglesia. Como le explicaba: ver más de 2,000 personas cambiar su vida al borrar su récord criminal, o recoger más de 5,000 armas son actos en beneficio de toda la comunidad sin importar su credo o afiliación política. Además, mis convicciones religiosas son, de algún modo, bastante conservadoras y hasta radicales, de manera que me hice republicano porque este partido está más en esa línea de pensamiento por ser pro-familia y pro-vida, entre otros
Vivimos una situación política sumamente tensa y polarizada. ¿Qué se puede hacer, desde su plataforma pastoral, para encontrar un punto de conciliación en la ciudadanía?
Yo lo que veo es que es una cuestión de opinión personal y eso no lo podremos arreglar nunca. Creo que ambos partidos han fallado en mantener la altura y el respeto a las opiniones divergentes. Ahí es donde está el eslabón perdido.
Contacto: 772-323-0351 Iglesia
Email: [email protected]
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