Reverendo Guillermo Revuelta “El árbol cuando crece no hace bulla”

Por Raúl Hernández / Fotografía Raúl Hernández

April 1, 2019

Con el reverendo Añorga, que fue además quien me casó hace 53 años, ya había trabajado antes en el Grupo de Guías Espirituales en el Exilio y muchísimos otros proyectos. Coincidimos en que hay que tener fe..

Si vas manejando por alguna ciudad del sur de la Florida y ves que una camioneta se detiene junto a un desamparado, es muy probable que sea la del reverendo Guillermo Revuelta. Pero si el conductor le extiende su mano con una bolsa de alimentos, puedes estar casi seguro de que es él.

Hace más de 15 años, el señor Revuelta junto al también reverendo Martín N. Añorga y el abogado Miguel Maspons, crearon The Cuban American Support and Aid Fundation (CASAF). Su propósito siempre ha sido ayudar al prójimo, tender la mano a los menos afortunados. Llevar biblias, ropa, juguetes, alimentos y medicinas a quienes más lo necesitan, sin importarles dónde estén, ha sido la razón de ser de esta fundación. Por eso, son muchos los que se han unido a ellos en esta noble misión.

Con el reverendo Revuelta me senté a conversar una tarde y el tiempo se fue volando entre sus recuerdos. Evocó a su querida Cuba, me habló de la familia que creó y me contó pormenores de sus largos años en el exilio. El reverendo Revuelta es locuaz y campechano. Se define a sí mismo como un guajiro cubano porque nació en un pequeño pueblo de la antigua provincia de Oriente, que sigue recordando con mucho  cariño.

“Nací en Antilla el primero de marzo de 1941. Vivo orgulloso de mis orígenes, aunque hace más de 60 años que no veo mi pueblo. De niño también estuve un tiempo en La Habana. Vivíamos entre Lealtad y Virtudes. Recuerdo que mi padre siempre me decía que no olvidara nunca lo que el nombre de esas calles significaba”, relató. 

¿Por qué decidieron crear una fundación como The Cuban American Support and Aid Fundation?

Con el reverendo Añorga, que fue además quien me casó hace 53 años, ya había trabajado antes en el Grupo de Guías Espirituales en el Exilio y muchísimos otros proyectos. Coincidimos en que hay que tener fe para que no se pierda la esperanza y el gran amigo Maspons nos brindó su apoyo en nuestro propósito de llevar la palabra de Dios a la gente que lo necesita, en lugares remotos, de difícil acceso. Lo primero que hicimos fue mandar biblias a la Sierra Maestra. Tuvimos que comprar las mulas, pero las biblias llegaron. Eso es realmente muy gratificante.

Pero también distribuyen ropa, medicinas, juguetes y comida.

Sí. Hemos enviado ayuda a Cuba, Guatemala, Haití, Colombia, Perú, África. En ocasiones ha sido después de que algunos de esos países fueron golpeados por catástrofes naturales. Mira, en uno de mis viajes a Honduras visité la Catedral de Tegucigalpa. Cuando llegué, el Padre estaba haciendo un enorme caldero de atol. Aquello me sorprendió y parece que el Padre se dio cuenta. Entonces me dijo que a nadie que tenga el estómago vacío se le puede hablar de Dios. Por eso, además de biblias tratamos de distribuir comida. Y cuando es necesario, ropa y medicinas.

¿Cuándo comenzó a sentir esa vocación de servicio al prójimo? ¿Siempre pensó en ser reverendo?

No, yo quería ser militar como mi padre que fue capitán de la Marina. Quería entrar también en la Marina y me estaba preparando para hacerlo, pero el sueño se acabó en 1959. Cuando llegamos a este gran país lo primero que hice fue cortar yerba y limpiar patios. Trabajé como carpintero en los muelles de Nueva York sin haber cortado una tabla con anterioridad, pero tenía necesidad y pude hacerlo. Un día decidí irme a estudiar Teología a Princeton. Allí encontré al Dios del perdón, que es el que yo prefiero porque no me gusta el Dios del castigo. No me gusta tampoco el Cristo crucificado. Me gusta el que tiene los brazos extendidos y me saluda.

Otras personas con su edad estarían pensando en disfrutar del retiro en la tranquilidad familiar, pero usted parece no cansarse  nuncaa y sigue trabajando con CASAF.

Hay que trabajar todos los días para que el mundo vea en tus acciones lo que es ser cristiano. Tus acciones hablarán por tí. Recuerdo que mi abuelo decía que el árbol crece sin hacer bulla. Mira, aquí hay mucha gente buena que vive por ayudar al prójimo y eso es realmente inspirador. Te puedo poner el ejemplo de ¨Cubanos con fe en acción¨. Son tres mujeres que llevan más de 20 años buscando medicinas para mandar a Cuba. 


Ellas tienen más de 40 mil cartas escritas de puño y letra de personas pidiéndole ayuda y medicinas. No pasa un solo día sin que estén buscando medicamentos para mandárselos a la gente que lo necesita. Pero además, en el local donde reúnen los medicamentos y hacen su trabajo, también cocinan y todo el que llegue allí puede comer.

Son muchos también los que contribuyen desinteresadamente. La compañía Goya nos da importantes cantidades de comida sistemáticamente. La familia Abrantes nos ha dado por años pan del que produce su negocio. Podría mencionarte también a ¨Amor, fe y esperanza¨ (AFE), que llevan alimentos a personas necesitadas en Homestead, Hialeah, Medley y Miami. Me produce mucha satisfacción también ver como jóvenes están siguiendo nuestros pasos y le llevan comida a ancianos aquí en el sur de la Florida.

¿Entonces, todavía no piensa en sentarse a descansar?

Mientras pueda ayudar a alguien que me necesite ahí estaré y ahí estará también CASAF, nuestra querida fundación, siempre listos para extender nuestras manos con una biblia, medicamentos, ropa, juguetes o alimentos a quienes lo necesiten.


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Reverendo Guillermo Revuelta

www.casafusa.org

Cell: 786-287-1702

Artículos Edición Especial 2019

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